El niño/a llora, se encapricha del móvil que ve a sus compañeros, y si da "guerra" en casa, con 8 años, le regalan un móvil. No le enseñan la palabra "no".
Luego ya no da guerra, porque es un adicto, y se pasa todo el día con su "chute", su móvil, en casa.
Después queda con colegas, se sientan en un banco y solo se hablan para enseñarse videos. Quedan para mirar el móvil.
Muchas veces van a la psicóloga progre-feminazi, y les recomienda, que para calmar su "hiperactividad", le conviertan en un adicto del móvil.
Lo peor es que esta conspiración no es Iluminati, sionista o reptiliana. Son los padres los que conspiran contra el hijo. ¿Cómo pueden regalar un móvil a un niño?
Son los mismos padre-progres que enseñan la religión atea al niño. Luego ven un belén por la calle en navidad y preguntan qué cojones es eso.
Cuando Steve Jobs presentó el iPad, un periodista le comentó que sus hijos debían de estar encantados con el nuevo aparato. La respuesta de Jobs fue: “No lo han usado. Limitamos la tecnología que nuestros hijos usan en casa”
ResponderEliminarEvan Williams, fundador de Twitter, también les prohíbe las "tablets" a sus hijos.
Bill Gates no permitió usar teléfono móvil a su hija hasta los 14 años.
Chris Anderson, antiguo editor de la revista Wired, no admite pantallas en las habitaciones de su casa.
Un antiguo vicepresidente de Facebook prohibía usar esa red social a sus hijos.
Es decir, siguen a rajatabla la primera regla del camello: NO CONSUMAS LO QUE VENDES.
Excelente
EliminarDesde la ley se está persiguiendo reemplazar la figura de los padres por el ESTADO (véase esta nueva propaganda mediática anti-acoso escolar para crear estadodependencia),y si a eso le sumanos que los padres son cada vez más mayores,enclenques e incompetentes,está claro que malcriarán a sus hijos al extremo y se dejarán dominar por ellos.Al fin y al cabo no hacerlo será otra forma de "maltrato infantil",y en el colegio serán los raros y los apestados por no tener in iphone tenido de oro y look "genderqueer".
ResponderEliminarEl que la familia como institución esté casi completamente abolida y que el feminismo haya hecho de la convivencia un conflicto constante y desestructurante también ayuda.